La verdad es que yo creía que a este blog ya había dejado de venir gente, no tanto porque yo dejé de escribir sino porque, directamente, yo misma dejé de entrar.
Como una de esas cosas que uno, nostálgico como es, mete en el fondo del armario esperando alguna vez volver a usar, hace ya cuatro meses que el SM fue a parar al fondo de mi inconsciente y ahí quedó, olvidado, pobrecito, esperando que yo me dignase a devolverlo a la vida o, en el mejor de los casos, que me tomase el trabajo de darle digna sepultura. De más está decir que no hice ni la una ni la otra y preferí dejarlo ahí, sin hacerle caso, a la merced de los designios misteriosos y desconocidos de esta maravilla moderna que es el espacio virtual.
Tan tranquila estaba yo, ilusa, que la semana pasada casi muero de un infarto cuando, para mi infinito espanto, me enteré vía e-mail de que uno de los personajes aquí mismo retratados había descubierto -todavía no entiendo cómo- que yo era la que había escrito las muchas barbaridades que hay dando vueltas más abajo. Horror.
Presa del pánico, por supuesto, no tuve mejor idea que venir corriendo a cerrar el kiosko y olvidarme del asunto...pero la verdad es que no me animé, y me pareció más atinado restringirlo como para asegurarme, al menos, de que nunca volviese a ocurrirme semejante situación.
Ahora bien, lo maravilloso, genial, y extraordinario, es que hubo gente que me escribió para preguntarme cómo se me había ocurrido llevar a cabo tal operación sin ponerlos al corriente de la misma. Oh! y yo que pensaba que por acá ya no pasaba más nadie.
Morí de la emoción, para que les voy a mentir. Y ahora me muero de ganas de volver a escribir boludeces, así que aca estamos de nuevo. A ver cómo me sale.
domingo, 29 de junio de 2008
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