jueves, 27 de septiembre de 2007

Bloggeros del mundo...

27 de septiembre, Día Mundial de la Puñeta
"Si no te clavas una hoy, el día mundial de la puñeta, no mojas hasta fin de año"
El copyright es de Mechas

martes, 25 de septiembre de 2007

Premio Blog Solidario

Mi estimadísima amiga bloggera Rochies decidió, hace ya unos cuantos días, otorgarle a quien suscribe el galardón de "Blog solidario".
(En este punto estoy muy tentada de escribir un largo párrafo sobre las implicancias del término "solidario" y las casi IMposibles relaciones que pueda llegar a tener el mismo con este blog, pero gracias a la fervorosa twittera Mtorchiari me entero de que "solidario", en este caso, refiere simplemente a "una cierta conducta con respecto a la blogósfera", así que me ahorro la tarea de ahondar en el concepto.)
Quien suscribe agradece infinitamente dicho premio, pide disculpas por el retraso en la respuesta y se dispone a hacerse cargo de los deberes que conlleva dicha mención, a saber:

1-Quienes reciben este premio deben : Escribir un post mostrando el PREMIO, citar el nombre del blog que te lo concede y enlazarlo al post

2-Elegir 5 blogs que creas que se han destacado alguna vez, por ayudar, apoyar, y compartir. Poner sus nombres y los enlaces a ellos. (notificarles que han recibido su galardón).

Entonces, en forma arbitraria, caprichosa y absolutamente personal, elijo premiar a:

* Luchio, por Mi vida es un drama, porque es el blog que más y mejor actualiza, porque hace mis días menos dramáticos y porque ahora tengo nueva dirección de mail a sus expensas.

* Cebolla, por Diario de un empleado, porque es fiel commenteador de este espacio, porque escribe extremadamente bien y porque, como él dijo alguna vez, el suyo es un blog "demoledor de caretas y de escenografías baratas".

* Zanoni, por eBlog, porque no quiero ser menos que todos los que le entregaron el galardón, porque la radio del blog es muy buena y porque todas las semanas me facilita la lectura de los diarios con sus selecciones domingueras.

* Confuso, de Personalitá Confusa, porque es el mejor de todos los blogs que encontré en italiano, porque me declaro devota lectora y porque fantaseo con morirme y reencarnar con el 10% de su capacidad de analizar el mundo.

*Betty Carol, de Royal Jelly, porque desafía el mito de que los médicos (y estudiantes a) son todos obtusos, porque sus cuadros son impecables y porque tiene un blog muy lindo. (Y porque si no parece que leo sólo blogs masculinos, y no es así)

jueves, 20 de septiembre de 2007

Mejor solo...y punto

Dentro del amplio y nutrido universo de la "filosofía popular" abundan las frases hechas: las hay de todo tipo, forma y color, y siempre hay alguna que viene "como anillo al dedo" para lo que sea que uno esté diciendo.
Entre todas ellas hay una que siempre me llamó mucho la atención, más por implicancia que por significado, y es esa que dice "mejor solo que mal acompañado", que en la mayoría de los casos suele emplearse para referirse al estado amoroso del sujeto hablante.
Haciendo un análisis muy simple y superficial cabe señalar, en primer lugar, que desde el vamos ya se asume que hay no más que dos formas de ir por la vida: o bien uno está (o es. Yo digo que SOY, porque "nací así", y me creo Mae West) "solo", o se declara bien o mal "acompañado".
Y aca es donde me confundo: ¿qué cuernos quiere decir estar "acompañado"? A ver, según la siempre correcta Rae, el término "Compañía" se refiere, entre otras cosas, a "el acto de acompañar" o a "persona que acompaña a otra".
Es decir, "compañía" puede ser una persona, o varias, o un gato, o un perro, o un acompañante terapéutico, o un amigo copado, o una madre abnegada, o... tantísimas otras cosas, para el caso. Y hasta ahí estamos bien. Lo que me saca de las casillas, me revuelve el estómago y me deprime hasta las lágrimas es la gente que se refiere a su pareja de turno (de turno no-pago, quiero decir) como "compañía".
Me suena a matrimonio de viejos horribles, a reciencasados mediocres, a novietes aplastados, a divorciados en segundas parejas aburridas....me suena, en definitiva, a gente que no sabe, no quiere, no puede y ni siquiera intenta llevarse bien con su alma.
Gente que necesita que "la acompañen" a comer, al cine, a salir con amigos, al médico y a dónde sea. Gente que no es capaz de acompañarse a sí misma y que depende del críquet dudoso e inestable de la presencia ajena para sentirse completa y feliz.
Gente que -creo- se equivoca tristemente, porque en la vida lo que hacen falta no son acompañantes, sino Compañeros.
Y si de definiciones se trata, me quedo una y mil veces con la que la Rae le da a "compañerismo".
Así que en todo caso, "mejor sola". Total, para compañía, nadie mejor que mi gata Camila.

martes, 11 de septiembre de 2007

El verdadero costo del transporte NO público


El Cuidador me comentaba ofuscado un viaje en taxi que lo dejó perplejo, enfurecido con el gremio y con ganas de armar una gran fogata en la Plaza de Mayo en la que ardiesen miles de millones de cachos de autos amarillos y negros.
Claro. Para él es muy simple decirlo ya que, viviendo más allá de las –para mi, infranqueables- fronteras de la Capital, no sufre de ese vicio tan porteño que es el abuso constante e indiscriminado del viaje en taxi.
Personalmente, no tengo ningún pudor en decir que no sólo aborrezco con demencia el transporte público, sino que directamente lo evito por todos los medios posibles: o camino, y de paso me ahorro la culpa de no ir y la inversión estúpida en el gym; o estiro el bracito y me acomodo como una reina en el asiento trasero de cualquiera de los trillones de autitos que para mi inmensa felicidad abundan en la city (y es así como me gasto toda la plata tan concienzudamente ahorrada, pero bueno).
Los colectivos me marean, los subtes me deprimen y los trenes representan para mi un misterio tan grande que me da vértigo de sólo intentar descifrarlo, motivo por el cual, a este punto se cae de maduro, el taxi es no sólo la mejor, sino la única opción posible.
Por supuesto, en la vida nada es gratis, y en Buenos Aires los “tachos” cada vez están más y más lejos de serlo; sin embargo el mayor y más peligroso costo del transporte amarilloynegro es el riesgo social y mental al que todo pasajero se expone cada vez que decide encarar un trayecto a bordo del mismo: el riesgo que representa un solo individuo, el famoso y nunca bien ponderado Tachero.
Sin más, he aquí una selección de los 10 tipos de taxistas más comunes de estas pampas:

El que quería ser colectivero: Este animal con registro atiborra el auto con todo tipo de chirimbolo aterciopelado, se niega a prescindir del perro que sacude la cabeza y cuelga del espejo retrovisor cantidades groseras de rosarios plásticos. Para completar la barroca decoración del espantomóvil ubica fotos de su infesta lechingada en los rincones más insólitos del vehículo, sometiendo a los pasajeros a la desagradable tortura de tener que tolerar las miradas de niños horribles desde todos los ángulos, escuchar anécdotas familiares pedorras y tener que fingir interés en las mismas.

El pollo de Rockefeller: Un clásico de la fauna tacheril, esta bestia analfabeta gusta de recordar con nostalgia su pasado como próspero dueño de una fábrica de zapatos, brillante gerente de una empresa o hábil inversor en la bolsa de valores de Tokio. Jamás aclara cuáles fueron los motivos que lo llevaron a la ruina más extrema y vergonzosa, pero se esfuerza en aclarar que la culpa fue del gobierno, de un socio garca o de un empleado mogólico. Si fuese por él, estaría nadando en dólares como el Tío Rico o tomado margaritas con Yabrán en las Islas Caimán.

El que se cree Rolando Rivas: Este guanaco enajenado no maneja un taxi: gestiona una empresa de citas. Experto mirador de culos y emisor de bocinazos y guarangadas varias, ni bien sube una pasajera acomoda sin pudor el espejo retrovisor para tener una mejor perspectiva de las piernas o el escote de la misma. En franco plan de levante patético entona la voz cual galán de telenovela berreta y apela a los recursos más viles con tal de llevar a cabo su oscura misión: conseguir el número de teléfono de la pobre mujer.

El tanguero melancólico: El tanguero maneja a dos por hora una catramina destartalada e insegura que huele a viejo. Nunca tiene menos de 75 años y porta cara de depresión crónica, congruente con los acordes tristísimos que emanan con una calidad de sonido espantosa del pasacasettes rotoso de su infernal vehículo. Lo único bueno de este dinosaurio es que raramente busca establecer diálogo, tan ensimismado está en sus lastimosos pensamientos.

El de que “con los milicos estábamos mejor”: Huelga decir que el dial de este energúmeno fascistoide está clavado inamoviblemente en Radio 10 y que su actividad favorita es despotricar contra todo y contra todos. Opinólogo enardecido como pocos, no deja títere con cabeza a la hora de tirar mierda y taladrarle el cerebro al despistado pasajero, que no se percató de la bandera nacional que flamea con orgullo en la ventana derecha del vehículo. Retrucar es inútil y desgastante: al de los milicos, como a los locos, siempre hay que darle la razón.

El indeciso preguntón: La mayoría de la gente se toma un taxi confiada en que el chofer sabrá llevarla a destino con rapidez y pericia, en vistas a que precisamente en eso consiste su trabajo. El indeciso en cambio atormenta al pasajero con preguntas insufribles del tipo “¿por Córdoba o por el bajo?”; “¿Por el túnel o por el puente?”, “¿Es mano o contramano?”. Si uno simplifica contestando “por el camino más rápido” o “por donde le parezca” se verá expuesto a un interminable discurso sobre el tráfico porteño, lo mal que manejan las mujeres o lo desconsiderados que son los colectiveros.

El meteorólogo profesional: Este imbécil certificado le da un significado nuevo y personalizado al concepto de “charla sobre el clima”. No le alcanza con comentar el frío, la humedad o la nieve del 9 de Julio, no señor. El tipo es capaz de mantener un monólogo largo como viaje a Ezeiza ida y vuelta sobre las inclemencias meteorológicas, la corriente del niño o la tormenta de Santa Rosa. Extiende pronósticos para los próximos 15 fines de semana y agobia al pasaje con insólitas teorías sobre el cambio climático y las probabilidades de que caiga granizo en capital y le abolle otra vez el auto.

El futbolero empedernido: A esta calaña de ser humano le resulta completamente indiferente que en el asiento de atrás viajen un hincha de Boca o de River, un par de abuelitas sordas o un turista japonés. Él tiene que hablar de fútbol a toda costa, comentar los resultados de los partidos del domingo y echarle la culpa de todo al árbitro o al DT. Su momento más glorioso es el Mundial, época en la cual aprovecha para sintonizar a un volumen desquiciado los encuentros más intrascendentes y vociferar a los gritos pelados su indignación por cualquier cosa.

El de la juventud perdida: A simple vista es casi imposible calcular con exactitud la edad de este pelilargo inmundo, pero a juzgar por su aspecto de rockero devaluado y sus delirios de eterno adolescente cualquiera diría que se encuentra en la cresta de la ola de la crisis de los 30. No escucha otra cosa que no sea la Rock & Pop y, sobretodo si el pasajero es joven, se sale de la vaina por hacerse el canchero y el piola.
Las variaciones de esta escuela incluyen a la versión “hits latinos”, cuyo sueño es terminar convirtiéndose en el protagonista de una canción de Arjona. Si el pasajero es de sexo femenino, aparte, hay grandes posibilidades de que en mitad del viaje mute e intente la gran “Rolando Rivas”.

El filósofo que maneja: El taxi no es para éste delirante un vehículo de transporte sino uno de sabiduría milenaria. Sufre de un trastorno esquizoide que lo lleva a creerse psicólogo, astrólogo, filósofo y Dalai Lama al mismo tiempo, y tortura sin tregua a los indefensos pasajeros, que tienen que someterse a escuchar sus valiosos consejos y directivas de vida como si de verdades reveladas se tratasen. Siempre aprovecha para mechar anécdotas sobre su vida exitosa y su envidiable paz mental, y no para hasta que uno le cuente alguna historia escabrosa o deprimente, todo con el fin de inflarse el pecho y “tirar la posta”.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Cambio de temporada

Este post se iba a llamar "Michael Jackson Syndrome", e iba a venir a cuento de que a partir del día de la fecha el blog iba a ser blanco. Pero lo cambié y me pareció un espanto, así que lo dejo como está, mientras sigo esperando que mi amigo Lu (ymirácomotemandoalfrentedepasocañazo), eximio diseñador contemporáneo (?) se digne a hacerme un template fantástico, de esos que derrochan buen gusto, originalidad, glamour, y todas esas cosas.
Hasta que eso pase, seguiremos manejándonos con la fórmula fondo negro-letras blancas. Pero les juro que se vienen grandes cambios en el SM (?). Posta.

P.D. Sepan uds. disculpar, pero es que mi estado de ánimo es netamente estacional: el invierno me deprime y me dan ganas de morirme y reencarnar en un oso polar, en tanto que la primavera me da como un nosequé de querer cambiar todo a la mierda.