viernes, 24 de agosto de 2007

De hombres y madres

Creo que ya alguna vez me encargué de aclarar que no soy ni feminista ni machista: no hay nada que me parezca más soporífero que las clásicas discusiones "hombre-mujer", me alteran los nervios los típicos lugares comunes de cada género y cada vez que escucho un chiste o un comentario sexista me dan ganas de pegarle en la cabeza al emisor/a con un garrote de cemento.
El machismo es tan bobo como el feminismo necio, y es hora de terminar de una vez con esa fantochada estúpida de la "igualdad de sexos", cuando se cae de maduro no sólo que somos distintos, sino que está muy bien que lo seamos ya que lo que enriquece es justamente la diferencia, y no la uniformidad.
Hechas todas estas consideraciones, sin embargo, hay cosas que me resultan de lo más irritantes y que lamentablemente son ciertas. En este caso, esa queja muy difundida entre las mujeres que indica que los hombres no quieren novias, ni mujeres, ni amantes: ellos buscan una madre. Y es cierto.
Pero no, la culpa no es de ellos, sino de las madres en cuestión, encargadas de criar pichones inútiles que, desprovistos de sus facultades mentales, buscarán a lo largo de su vida alguna boluda apta para llevar a cabo todas las tareas bobas cuya ejecución ellos, pobres, ignoran por completo.
En mi casa, por ejemplo, las cosas funcionan de la siguiente manera: yo, hermana mayor, festejo abriles en "años hija mujer", que son algo así como los "años perro". Es decir, para la edad de 5 años, ya tenía 10; a los 15, 20; a los 20, 25... y así sucesivamente. Mi hermano, por su parte, transcurre panchamente su vida en "años tortuga": un mes atrás cumplió 18, pero mi madre insiste en tratarlo como si tuviese 12.
Hace una semana que mi progenitora me atormenta por mail y por teléfono para preguntarme todo tipo de sandeces y pedirme que la asista en las tareas más intrascendentes del planeta, todo porque el niño parte mañana al mítico Bariloche, en plan de viaje de egresados de 5to año. Cualquiera pensaría que la que viaja es mi madre, a juzgar por el nivel de stress y premura de los preparativos pre-viaje que la mantuvieron en vilo toda la semana, mientras que el borrego se pasó los días calculando la cantidad de hectolitros de cerveza que su hígado es capaz de tolerar, chamullando compañeritas vía msn y llenando el iPod de música de todo tipo para la ocasión.
Hace recién 15 minutos, y a menos de 12 horas del bendito viaje, mi madre me llama para pedirle que LE preste (a ella) un bolso, ya que mi hermano le prestó el suyo no se acuerda a quién, y no ha vuelto a verlo desde ese entonces. En primer lugar, me negué rotundamente, ya que no tengo "bolsos" sino valijas, y en todo caso mi mochila de mochilera que de ninguna manera cederé para que me vuelva pintarrajeada con frases tipo "que no se corte" escritas con errores de ortografía y en liquid paper. Acto seguido, después de tolerar puteadas varias por parte de mi madre, pasé a llamarlo a mi hermano, para preguntarle por qué no se tomaba él, al menos,el trabajo de llamarme.
Con una naturalidad pasmosa, me contesta: "¿Para? Si total lo hace mamá..."
Ya mismo estoy apostando todo mi patrimonio a la clase de mujer que voy a terminar teniendo de cuñada. Pobre.

lunes, 13 de agosto de 2007

Parientes Célebres (o Respondiendo a un meme).

Cuando empecé con esta historia del blog lo hice en gran parte envalentonada por esa cuestión de "complejo de superhéroe virtual", que permite desarrollar una cuasi vida paralela en el cyberespacio sin dar nunca a conocer la verdadera identidad de quien firma.
Con el correr de los meses y el uso cada vez más frecuente y abusivo de Msn, Skype, Gtalk y ahora Twitter, se fue incrementando cada vez más la gente que sabe quién soy, a la par que fue creciendo el número de amigos y conocidos que saben que Penélope soy yo y yo soy Penélope, con lo cual mi alter ego virtual y mi yo real coincidimos cada vez más en la misma persona, y yo no me muero más de la verguenza cada vez que alguien lee lo que escribo.
Bien. Toda esta perorata introductoria viene a cuento de que estoy por contestar un meme muy interesante que inició Matias Maciel, para el cual inevitablemente me toca revelar mi apellido de verdad, cosa que un par de meses atrás no hubiese hecho ni de casualidad, pero bueno, ahí vamos.
El meme en cuestión requiere de una mínima investigación, ya que propone hablar de los antepasados de uno y encontrar, entre ellos, a los más célebres. Los mios son todos italianos de pura cepa y, como todo el mundo sabe, en Italia la famiglia es sagrada: sé que muchos de mis parientes se dedicaron a indagar el tema de los orígenes antes que yo, pero por algún motivo a mí nunca me llamó demasiado la atención. Hasta ahora.
El apellido de mi papá, Cuneo (léase cÚneo), remite inevitablemente a un cierto abogaducho de la era menemcrática a quien me niego a incluír en la lista de parientes notables, pero sobre el cual al día de la fecha me toca todavía escuchar chistes bobos de gente carente de originalidad alguna a la que me divierte contestarle "Sí, es mi tío", sólo para verles las caras de vaca tonta que me ponen.
Ahora bien, esquivando al homónimo infame, Cuneo fue también un pintor uruguayo de fines del siglo XIX y es, además, una muy bonita provincia del Piemonte italiano.
Curiosamente, de esa ciudad montañosa proviene el apellido de mi madre, y todavía hoy los Tallone, que hasta tienen su propio escudo (pero no logro encontrarlo por ningún lado), se reúnen cada año, 40 días antes de la pascua, en la ciudad de Cuneo, a celebrar a la familia y mantener el contacto con los parientes lejanos.
Cuando me enteré de este cuento quedé fascinada con la casualidad, y muy a pesar de mi papá, fanático de la historia de sus orígenes, siempre me llamó más la atención el costado materno que la rama paterna (aunque parece que tengo un bisabuelo mafioso de Sicilia y todo, no se crean).
Resulta que entre mis "parientes" hay uno que me resulta particularmente atractivo, que es un tal Cesare Tallone. Cesare fue un pintor obviamente italiano, que existió a caballo entre los siglos XIX y XX, que vivió en Milano (lugar de residencia de mi familia) y se formó en la alucinante Accademia di Brera y que con un estilo propio de lo más particular para la época ejerció gran influencia nada menos que en Carlo Carrá, uno de losmentores del Futurismo.
Al parecer el tío Cesare era un personaje un tanto inquieto, que transitò alegremente por el mundillo artístico italiano codeándose con individuos más o menos célebres de todas las disciplinas, entre ellos el escritor-poeta-dramaturgo-periodista decadentista por excelencia Gabriele D´Annunzio, de cuya obra me considero discreta seguidora.
El Tallone pintor dejó una huella artística que parece haber marcado fuerte a sus herederos, entre los cuales se cuentan poetas, pintores, músicos y, mi favorito, un tipógrafo fanático de los libros llamado Alberto.
Como todo buen italiano del siglo pasado, Alberto trabajó duro y "desde abajo" para darle a su pasión literaria la forma de una empresa -ingeniosamente llamada Alberto Tallone Editore- que prevalece hasta nuestros días y cuenta con un merecido prestigio en el ámbito editorial europeo.
Todo esto lo descubrí ahora, buceando en Google, pero en honor a la verdad lo sabía desde mucho antes. En la casa de mis abuelos abundan los libros de "Edizioni Tallone", y aunque mi abuelo materno ya no pueda despejarme las dudas, estoy convencida de haber descubierto de dónde diablos me viene esta pasión -insólita respecto a papá ingeniero y mamá economista- por las letras, los libros y por el oficio que elegí en su momento sin saber muy bien por qué...ahora a fin de año, cuando me reciba de "Editora", voy a sentir que de alguna manera remota e improbable estoy siguiendo un camino de herencia casi histórica. O al menos me divierte creerlo así, y al fin de cuentas para eso están las historias como ésta.
Y todo gracias a un meme. Alucino. Ahora viene la parte difícil en la que me toca elegir un par de amigos bloggers para que lo sigan...apelo a la buena voluntad de tres, a ver qué pasa: Celi, Fanshawe y el Islero. A ver qué encuentran ellos, si es que se toman el trabajo...

martes, 7 de agosto de 2007

Los límites de la fama

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La gente normal, común y silvestre, llega a un punto de su vida en el que decide a qué va a dedicarse, atraviesa una crisis más o menos profunda y eventualmente, apremiado por la inevitable necesidad de convertirse en un ser humano productivo, se deja de boludear y se pone a trabajar.
Están los que la pegan, los que se conforman, los que dudan y los que se arrepienten. Por supuesto, también están los que fracasan groseramente, los mediocres y los que le harían un favor a la sociedad haciéndose mantener por un plan trabajar.
Al margen de todas estas generalidades ha nacido una casta infesta de gentuza soberbia, que se refiere a sí misma con el título de “artista”. El “artista” no es el cantante, ni el pintor, ni el cineasta. Es el que se cree que puede hacer TODO eso y más también, y para colmo, está convencido de que puedo hacerlo realmente bien y hasta pretende reconocimiento, fama y fortuna por eso.
El “artista” es, en pocas palabras, el chorro absoluto, ese que tal vez un día, nadie entiende muy bien por qué, hizo alguna boludez atroz pero “artística”, a partir de la cual el muy tarado se siente autorizado a incursionar en otras ramas creativas, convencido de que su “Yo interior” y su genio absoluto son un comodín que puede aplicar impunemente a cualquier cosa que se cruce por su diminuto cerebro, todo y solamente por ser reconocido bajo el titulo de “Famoso”.
En un mundo sensato y coherente existiría un tribunal especialmente dedicado a “Los Famosos” y sus delirios. Existiría un jurado encargado de analizar los proyectos demenciales de este batallón de parásitos, evaluar el potencial impacto de los mismos en la sociedad y, finalmente, dictar condenas acordes al nivel de daño que éstos tendrían para el resto de los mortales.
Para poner un ejemplo tangible, en Argentina la fama sería como un locker -o casillero- de supermercado. Cada casillero es una rama del arte, deporte, o medio que le pueda proporcionar a alguien ser “Famoso” y cada uno tiene su llave correspondiente. Pero necios y ambiciosos, los “Famosos” no se conforman con dejar sus bolsas en un casillero sino que quieren tener las llaves de todos. Empezar a abrir como locos todos los lockers y colocar un poquito de su bolsa en cada casillero. Bueno, ¡se acabo! La fama no es la llave universal; la fama debería ser el reconocimiento popular por una desmedida virtud en una determinada tarea. Una merecida distinción del resto de las personas. Por ende, Fito Páez no debería jamás dirigir películas, ya que hay gente que lo hace mucho mejor. Celeste Cid nunca podría escribir un libro, Leticia Bredice no debería hacer música, y Facundo Arana no debería cantar –gritar- como un elefante apareándose.
¿Acaso no es un desencadenante de locura un grupo de personas gritando como poseídos “circo beat, circo beat”?. ¿O “cambio gajo por infusión”?.
El tribunal en cuestión estaría formado por gente extremadamente capacitada en lo que al arte se refiere. El mismo deberá poder disponer de los mismos poderes que cuentan los jueces a la hora de sentenciar condenas, de manera que el peso de la ley haga a los menos habilidosos – mediante el rigor- abandonar de inmediato sus insípidas anhelaciones de fama.
De esta manera, además de contribuir al bienestar de los habitantes del país, los mismos artistas se ahorrarían una cantidad invaluable de tiempo, dedicándose desde el primer momento de su vida adulta a la única actividad que su única neurona los habilita. Así, por ejemplo, nunca hubiésemos tenido que tolerar años tortuosos de Fabián Gianola pretendiendo ser actor, cuando todo el mundo sabe que no debería haber hecho otra cosa que vender y aspirar jabón en polvo desde su primer año de vida.
En un más que humilde intento de empezar a simplificar el tema, he aquí una lista de los diez primeros juzgados, con sus respectivas condenas:

Celeste Cid: (la eterna adolescente) Independientemente de que tener una fisonomía eternamente detenida en la edad de 15 años y haber concebido un hijo con una pseudopersona del mundillo musical sean méritos más que dudosos, lo verdaderamente irritante es que alguien en el mundo haya accedido a publicarle a esta oligofrénica un libro con un nombre ridículo, que para colmo se vende a precios exorbitantes en librerías extranjeras. No señor. Muy atinadamente, el tribunal hubiese fallado en contra de ese desperdicio editorial, y la condenaría a pasar la eternidad trabajando de maestra jardinera, recortando figuritas con tijera de punta redonda y armando collages, ya que tanto le gustan.

Fito Paéz: Este esperpento desgarbado y espantoso debería, en primer lugar, haber sido recluido en un zoológico desde su más tierna infancia. Su clara semejanza a una cruza entre un Yorkshire Terrier y una jirafa demuestran que no es humano. Se caracteriza por componer canciones de manera enferma, pegando como un rompecabezas cualquier palabra que rime con la anterior. Por ejemplo: “circo beat todo el mundo juega aquí en el circo beat ...”. Como no posee talento o coraje para componer algo con contenido disfruta de putear en sus canciones sin sentido alguno: “la puta madre que los re mil parió, ¿por qué nos cuesta tanto el amor?”.
No contento con esto, se decidió a dirigir películas, creando uno de los peores fracasos del cine Argentino.
La condena para este personaje que disfruta tanto de lo “limado”, seria limarle, a su gusto, las cuerdas vocales con un rallador de nuez moscada hasta que quede incapacitado de volver a decir una palabra.

Dolores Fonzi: (la enana cineasta) Ninguna persona con un parecido físico tan abrumadoramente cercano al de un hobbit debería estar habilitada a hacer absolutamente nada que involucre un mínimo contacto con el resto de los mortales. Si tu altura no supera el metro veinte y tu cintura brilla por su ausencia, no deberías ser modelo. Si tus capacidades interpretativas rozan la vergüenza ajena, deberías abandonar el delirio de ser actriz. Si tu inteligencia es equivalente a la de un loro borracho, nunca deberías aspirar a dirigir ni una película, ni un corto, ni siquiera un video con tu celular. En este caso, sin embargo, la condena va para los padres, por haber generado no uno sino dos seres insufribles e inútiles.

El Ruso Verea: Este ogro símil Shrek atenta y roba en todos los lugares adonde se brinde. Quiere ser metalero, reportero, periodista deportivo, Punk, Vendedor de Cds, Director Técnico, Escritor, Jugador de Fútbol, Relator, Columnista, actor, músico. Y ahora Blogger.
Se desvive por que la gente lo considere un tipo reacio y ermitaño que aparece en los momentos críticos para sacar a la luz la verdad. Más bien es el jorobado de Notredame, que fue arquero de Talleres de Remedio de Escalada y que para cualquier cosa que esté alejada de eso tiene menos profundidad que una pelopincho. La sociedad pide a gritos su exilio a la isla de Lost.
Su condena es la más trágica, dura y penosa de todas.
Se lo condena a ser eternamente “El Ruso Verea”, no se le puede dar más rigor que el que le dio la vida.

Deborah del Corral: Esta jirafa chueca de dientes torcidos con complejo de Joey Ramone empezó su demencial carrera en la fama como modelo noventosa, y allí debería haberse quedado. Pero no. Algún productor drogadicto la convenció de hacer un programa de televisión, ella sola se cargó a 2 de 3 Soda Stéreo y ahora, bajo la influencia de vaya uno a saber cuántas y cuáles drogas alucinógenas se dedica a lo que, según ella, es su gran amor: la música. Un orangután manco blandiendo sus grotescos muñones sobre un tambor tiene sin lugar a dudas más sentido musical, pero Deborah insiste.
Por necia, el tribunal le impondría como castigo pasar el resto de sus días encerrada en una habitación de 1mt cuadrado aturdiéndose mutuamente con otros imbéciles de su misma estirpe, como Leticia Bredice y Matías Camisani.

Sergio Goycoechea: ¿Hace falta decir algo? Durante y después de su carrera como futbolista vendió cuanto producto se fabricara para el uso humano. Finalmente, luego de fracasar como cara de campaña de cualquier empresa, decidió desembarcar en la conducción del programa que se le ofreciese. Un buen ciudadano tuvo la buena idea de mandarlo a viajar por el mundo, lejos de la población Argentina, dándonos la oportunidad de esquivar su inexorable estupidez e insufrible “buena onda”.
Su condena será ser atado a una butaca de cine, como en la naranja mecánica y ver una y otra vez los cinco goles que le metió Colombia.

Natalia Oreiro: Recién llegada de tierra Uruguaya, desde donde escapó al destino de cultivadora de tomates perita que naturalmente le correspondía, esta guaranga con cara de melba parecía casi inofensiva. Sin embargo, con el correr del tiempo y gracias a la tan mentada generosidad argentina, la muy tilinga fue escalando posiciones y saltando de rubro como una langosta esquizofrénica: fue extra intrascendente; novia de macaco mediático; actriz mediocre; cantante patética y, la mejor, fracasadísima “estrella de circo”. Por ahora se limita a ser mujer de músico (cosa que tampoco se entiende), pero nunca se sabe con qué puede llegar a salir en un futuro próximo.
El castigo impuesto a esta expatriada insufrible es mandarla con una estampilla en el orto a hacer trabajos forzados como picapedrera en Yugoslavia, país en el que por otra parte cosechó una fama inexplicable en sus “mejores” momentos.

Boy Olmi: Desprovisto totalmente de sus facultades mentales, este actor se aparece, como el mito de los pitufos, en cualquier programa para despacharse con cuanta locura se le ocurra. Si bien no es un personaje odioso, cada vez que muestra un poco de lucidez es invitado a algún programa en el cual el conductor tiene que manipularlo como un barrilete para que conserve su momentánea salud mental. Sus versos líricos muestran el fiel reflejo de su locura galopante, pero aun así insiste en vivir de su fama vendiendo lo que sea.
Su condena es un tanto confusa, como la de Seinfeld, ya que no se sabe que lo alteraría. Sin embargo hemos decidido dejarlo en libertad, solo con la condición de que tenga un programa de diálogos para él solito adonde todos podamos mofarnos de sus delirios.

Juan Cruz Bordeau: Este descerebrado insoportable se ubica, junto a “grandes estrellas faranduleras” locales como Sofía Gala y Juanita Repetto, en la triste categoría de “hijo de artista”; una calaña de personajes odiosos e inútiles que el pueblo argentino no tiene por qué seguir tolerando. Comparten la particular característica de carecer de talento alguno y ser unas lacras sociales por donde se las mire, y de no ser porque cuentan con el dudoso aval de la portación de apellido, deberían dedicarse a servir hamburguesas de gusano en un Mc Donald´s infesto del conurbano bonaerense.
La condena para estos herederos infames es la más fácil: hay que lobotomizarlos y atarlos con una correa a la cintura de sus padres, para que quede bien en claro que de no ser por ellos jamás llegarían a ningún lado.

Beto Casella: Nadie sabe de dónde salió ni cómo llegó a la fama este personaje. Si de chorros se trata, el tarado se lleva todos los premios. Primero intentó hacerse pasar por un gran creador robándole dos textos Hernan Casciari. Ahora, sin embargo, lleva adelante un afano todavía más lastimoso: su ciclo de televisión llamado “Bendita Tv”. A veces miro ese programa para experimentar lo que es la vergüenza ajena, y mientras lo miro me tapo la cara con el codo como si todos me estuvieran observando. Es tan claro y tan obvio que intentan copiar a “Duro de Domar” que no se entiende cómo todavía no entró la policía Canal 9 para llevárselos a todos presos en vivo.
La única diferencia que hay entre este carbónico berreta y el original es que en “Bendita Tv” absolutamente todo es paupérrimo. El Beto Casella es una ametralladora de chistes malos, y para colmo está acompañado por un racimo de pelotudos que gozan y disfrutan de formar parte de este ciclo de robo. Es más que evidente que, de hacerse un país, más del 90% de las personas estarán de acuerdo con eliminar a este aborto de persona de la faz de la tierra.
Su condena no es otra que el apedramiento popular por tiempo indefinido, atado al obelisco y sin posibilidad de defenderse.